Empresas chinas concentran compra de algas en Perú sin contar con licencia industrial
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El caso de las empresas chinas que concentran la compra de algas en Perú sin contar con licencias industriales vigentes ha encendido las alarmas en distintos frentes: ambiental, social, económico y regulatorio. Según datos oficiales de la Sunat, en 2024 Perú exportó 24.536 toneladas de algas secas, de las cuales un 95,5 % tuvo como destino China, confirmando la centralidad de ese mercado en la cadena de valor global.
Las algas marinas peruanas, principalmente del género Lessonia, son un insumo codiciado por la industria alimenticia, cosmética y farmacéutica de Asia. Su demanda ha crecido de manera sostenida, en parte gracias al consumo masivo en China, que requiere volúmenes cada vez mayores para atender tanto el mercado interno como la exportación de productos elaborados. Este patrón ha convertido al litoral peruano en un espacio de intensa presión extractiva.
La investigación de Mongabay Latam reveló que al menos dos compañías chinas dominan el comercio de exportación, pese a no tener licencias industriales vigentes. Estas firmas ya acumulan antecedentes por malas prácticas, incluyendo sanciones por no acreditar el origen legal de las algas adquiridas. Aun así, continúan operando mediante la compra a pescadores y recolectores artesanales que, en muchos casos, trabajan sin controles claros.
El impacto se siente especialmente en la región de Ica, principal zona de extracción, donde las disputas entre asociaciones de pescadores han derivado en enfrentamientos violentos por el control de las playas. La ausencia de fiscalización estatal agrava la situación: mientras el Ministerio de la Producción (Produce) responsabiliza a las regiones de supervisar la actividad, las autoridades regionales acusan al gobierno central de falta de recursos y coordinación.
En términos ambientales, especialistas advierten que la explotación masiva está provocando devastación en los bancos naturales de algas, que cumplen funciones vitales en el ecosistema: purificar el agua, dar refugio a especies marinas y servir de alimento para moluscos y peces. El biólogo marino Paul Baltazar, de la Universidad Científica del Sur, alertó que si bien el cambio climático incide en la reducción de algas, “la presión de la demanda china es el principal factor que explica la sobreexplotación actual”.
El escenario plantea un dilema mayor: mientras China asegura el abastecimiento de un recurso clave para su industria, en Perú crecen los conflictos sociales y los riesgos de degradación ambiental. Organizaciones de la sociedad civil insisten en que el país debe definir reglas claras de manejo sostenible y trazabilidad, para evitar que los beneficios económicos de las exportaciones se concentren en pocas manos y no se traduzcan en desarrollo local.
Finalmente, en el plano geopolítico, este caso refleja cómo el interés chino en materias primas no se limita a minerales estratégicos como el litio o el cobre, sino que se extiende también a recursos marinos y biológicos, considerados cada vez más relevantes en la competencia global por insumos para las industrias del futuro.
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